En la Biblia se menciona en 1 Corintios 6:20 que fuimos comprados a precio de sangre, es decir, que Jesucristo pagó un alto precio por nuestra redención y salvación. Esta afirmación se encuentra en el contexto de enseñar sobre la importancia de glorificar a Dios con nuestro cuerpo, ya que éste es templo del Espíritu Santo. ¡Descubre más sobre este tema en La WikiBiblia!
La redención en la Biblia: cómo fuimos comprados a precio de sangre según las Escrituras
La redención es uno de los temas centrales de la Biblia, que se refiere al acto de ser comprados a precio de sangre. La redención en las Escrituras se describe como una transacción en la que Dios paga el precio por nuestra libertad.
La redención es un tema recurrente en la Biblia, y se refiere a la restauración de la relación entre Dios y la humanidad. Este proceso implica un pago por el pecado cometido.
En el Antiguo Testamento, se menciona cómo Dios libró a su pueblo de la esclavitud en Egipto, pagando el precio de la vida de un cordero sin defecto. Esta fue una señal de la redención que estaba por venir.
En el Nuevo Testamento, la redención se concreta en la muerte de Jesucristo, quien dio su vida en la cruz para pagar el precio por nuestros pecados. Como la Escritura dice: «En él, tenemos la redención mediante su sangre, el perdón de nuestros pecados» (Efesios 1:7).
La imagen de la redención es poderosa porque representa el amor de Dios por nosotros, y su voluntad de hacer todo lo que sea necesario para salvarnos del pecado. Es una historia de sacrificio, de amor incondicional y de esperanza para todos aquellos que confían en Jesús como su salvador.
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Preguntas frecuentes
¿Cuál es el significado de la frase «fuimos comprados a precio de sangre» en la Biblia y en qué pasajes se menciona?
La frase «fuimos comprados a precio de sangre» se refiere al hecho de que Jesucristo dio su vida en la cruz como un sacrificio por nuestros pecados, lo que nos redime y nos libera del poder del pecado y de la muerte. Esta idea se menciona en varios pasajes de la Biblia, como en 1 Corintios 6:19-20 que dice: «¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.» También se menciona en 1 Pedro 1:18-19: «Sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación.»
En términos bíblicos, el concepto de ser «comprados a precio de sangre» es una metáfora del precio que Jesús pagó por nuestra salvación. La muerte de Jesús en la cruz fue un acto de amor supremo que nos redimió del poder del pecado y de la muerte, y nos dio la oportunidad de tener vida eterna con Dios. Como resultado, somos llamados a glorificar a Dios en todo lo que hacemos, en cuerpo y espíritu, como un acto de agradecimiento por la salvación que hemos recibido.
¿Cómo muestra la Biblia que nuestra redención y salvación son el resultado del sacrificio de Jesucristo, quien derramó su sangre por nosotros?
La Biblia muestra de manera clara que nuestra redención y salvación son el resultado del sacrificio de Jesucristo, quien derramó su sangre por nosotros. El libro de Hebreos dice en el capítulo 9, versículo 22: «De hecho, la ley requiere que se hagan purificaciones mediante la sangre, y sin derramamiento de sangre no hay perdón«. Es decir, para que pudiéramos ser perdonados por nuestros pecados, se requería un sacrificio que involucrara derramar sangre.
Jesús, como el Cordero perfecto y sin mancha, cumplió con este requisito al morir en la cruz. La Biblia dice en 1 Pedro 1:18-19: «Saben que no fueron rescatados de su vana manera de vivir heredada de sus antepasados con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la preciosa sangre de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin defecto«. Es decir, nuestra redención no vino de algo material como el oro o la plata, sino de algo mucho más valioso: la sangre de Jesús.
Además, la Biblia enseña que a través de la muerte de Jesús en la cruz, hemos recibido la salvación y el perdón de nuestros pecados. Romanos 5:8-9 dice: «Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira«. Es decir, el sacrificio de Jesús nos justificó ante Dios y nos salvó de la ira que merecíamos por nuestros pecados.
En resumen, la Biblia enseña que nuestra redención y salvación son el resultado del sacrificio de Jesucristo, quien derramó su sangre por nosotros. Sin su muerte en la cruz, no podríamos tener acceso al perdón de nuestros pecados ni a la vida eterna con Dios.
¿En qué sentido podemos entender que la sangre de Cristo es el precio que se pagó por nuestra liberación del pecado y de la muerte según la enseñanza bíblica?
En la enseñanza bíblica, la sangre de Cristo se considera el precio que se pagó por nuestra liberación del pecado y de la muerte. Jesucristo murió en la cruz y derramó su sangre para redimirnos de nuestros pecados y darnos la salvación.
En Romanos 5:8-9 se afirma: «Pero Dios demuestra su amor por nosotros en esto: en que cuando aún éramos pecadores, Cristo murió por nosotros. Más aún, ahora que hemos sido justificados por su sangre, ¡con mayor razón seremos salvados por él del castigo de Dios!».
La sangre de Cristo también es mencionada en la institución de la Santa Cena, donde Jesús dice en Mateo 26:28: «Porque esta es mi sangre del pacto, que es derramada por muchos para el perdón de los pecados».
En resumen, la sangre de Cristo es el precio que se pagó por nuestra liberación del pecado y de la muerte, y es a través de ella que podemos recibir el perdón de nuestros pecados y la salvación eterna.
En conclusión, la idea de que fuimos comprados a precio de sangre es una enseñanza clave en la Biblia. La expresión se encuentra en diferentes pasajes, como en 1 Corintios 6:20, donde se destaca la importancia de glorificar a Dios con nuestro cuerpo y espíritu, ya que hemos sido comprados a precio de sangre. Este concepto también se relaciona con la idea de redención y salvación a través de la muerte de Jesucristo en la cruz, tal como se menciona en Efesios 1:7: «En él tenemos la redención mediante su sangre, el perdón de nuestros pecados, conforme a las riquezas de la gracia de Dios». En definitiva, esta enseñanza nos recuerda la gran ofrenda que Jesús hizo por nosotros y nos llama a vivir nuestra vida en gratitud y servicio a Él.