¡Bienvenidos a La WikiBiblia! En esta ocasión hablaremos sobre la enseñanza bíblica de despojarnos del viejo hombre. ¿Dónde dice la Biblia que debemos hacer esto? Descubre la respuesta en este artículo. ¡No te lo pierdas!
Despojar al viejo hombre es una enseñanza bíblica clave para todo creyente que busca vivir una vida en Cristo. En este artículo descubrirás cómo podemos llevar a cabo este mandato divino.
La poderosa enseñanza de despojarse del viejo hombre según la Biblia
La Biblia nos enseña que al aceptar a Jesús como nuestro salvador, debemos despojarnos del viejo hombre, es decir, abandonar nuestra naturaleza pecaminosa y vivir de acuerdo a la voluntad de Dios.
“Así que, si alguien está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” (2 Corintios 5:17).
Este versículo nos recuerda que cuando nos entregamos a Jesús, nos convertimos en nuevas personas y dejamos atrás nuestro pasado pecaminoso.
“Por tanto, dejando a un lado la falsedad, HABLAD VERDAD CADA CUAL CON SU PRÓJIMO, porque somos miembros los unos de los otros” (Efesios 4:25).
Es importante despojarnos del engaño y hablar con honestidad y transparencia con nuestros hermanos en la fe, ya que somos parte del mismo cuerpo de Cristo.
“Antes bien, revestíos del Señor Jesucristo, y no satisfagáis los deseos de la carne” (Romanos 13:14).
Este pasaje nos llama a vestirnos con la naturaleza de Cristo y resistir las tentaciones y deseos mundanos que pueden alejarnos de Dios.
Despojarnos del viejo hombre no es una tarea fácil, pero con la ayuda de Dios y el poder transformador del Espíritu Santo, podemos vivir una vida justa y santa conforme a la voluntad divina.
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Preguntas frecuentes
¿En qué pasajes bíblicos se menciona la exhortación de despojarse del viejo hombre y revestirse del nuevo?
Esta exhortación se menciona en varias partes de la Biblia. Una de las más destacadas es en Efesios 4:22-24, donde dice: «Despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad».
También se menciona en Colosenses 3:9-10, donde se dice: «No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos, y vestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno».
En Romanos 6:6-7 se refiere a esta exhortación de una manera distinta, diciendo: «Sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que ya no sirvamos al pecado. Porque el que ha muerto, ha sido justificado del pecado».
En resumen, la exhortación de despojarse del viejo hombre y revestirse del nuevo se refiere a dejar atrás nuestra vida pasada de pecado y abrazar una nueva vida en Cristo, en la que vivimos conforme a la voluntad de Dios y nos esforzamos por ser cada vez más semejantes a él.
¿Cómo podemos entender la figura del «viejo hombre» en el contexto bíblico y cuál es su importancia para la vida cristiana?
La figura del «viejo hombre» aparece en varios pasajes del Nuevo Testamento como una referencia al ser humano antes de su conversión a Cristo. El apóstol Pablo habla en Efesios 4:22-24 sobre la necesidad de despojarse del «viejo hombre» y renovarse en el espíritu de la mente para revestirse del «nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad».
Esta metáfora representa la transformación que ocurre en el corazón de un creyente cuando acepta a Cristo como Salvador y Señor. El «viejo hombre» representa la vieja naturaleza pecaminosa, con sus pasiones y deseos egoístas, mientras que el «nuevo hombre» es la identidad que tenemos en Cristo, una vida nueva caracterizada por la justicia y la santidad.
La importancia del concepto de «viejo hombre» radica en que nos recuerda que nuestra naturaleza carnal no puede coexistir con la vida espiritual en Cristo. Debemos renunciar a nuestro viejo modo de vivir y abrazar la nueva vida que Cristo ofrece. Esto implica un compromiso diario de negarnos a nosotros mismos y seguir a Jesús, permitiéndole transformarnos día a día para reflejar más de su carácter en nuestras vidas.
¿Cuál es el proceso que debemos seguir para despojarnos del viejo hombre y cómo nos ayuda la Biblia a lograrlo?
El proceso para despojarnos del viejo hombre es un camino que debemos recorrer con la ayuda de Dios y Su Palabra. La Biblia nos muestra que este proceso implica varios pasos importantes.
1. Reconocimiento del pecado: Para poder despojarnos del viejo hombre, primero debemos reconocer la existencia del pecado en nuestra vida y aceptar que necesitamos la ayuda de Dios para vencerlo. La Biblia dice en Romanos 3:23 que «todos han pecado y están privados de la gloria de Dios».
2. Arrepentimiento: El siguiente paso es arrepentirnos genuinamente de nuestros pecados y pedirle perdón a Dios. La Biblia nos enseña en 1 Juan 1:9 que «si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonarnos los pecados y limpiarnos de toda maldad».
3. Renovación de la mente: Después de haber sido perdonados, es importante comenzar un proceso de renovación de nuestra mente. Esto significa dejar atrás las actitudes y pensamientos que antes nos llevaban a pecar y comenzar a pensar y actuar de acuerdo a la voluntad de Dios. En Romanos 12:2 se nos exhorta: «No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento».
4. Vestirnos del nuevo hombre: Finalmente, debemos vestirnos del nuevo hombre, es decir, comenzar a vivir de acuerdo a los valores y principios que Dios nos ha enseñado. La Biblia nos dice en Colosenses 3:10 que «os habéis despojado del viejo hombre con sus hechos, y os habéis vestido del nuevo hombre, el cual se va renovando en conocimiento según la imagen del que lo creó».
En resumen, para despojarnos del viejo hombre debemos reconocer nuestro pecado, arrepentirnos, renovar nuestra mente y vestirnos del nuevo hombre con la ayuda de Dios y Su Palabra.
En resumen, la Biblia nos llama a despojarnos del viejo hombre y sus prácticas pecaminosas para que podamos llevar una vida nueva y justa en Cristo Jesús. Debemos renunciar a nuestro egoísmo y procurar actuar con amor y misericordia hacia nuestros semejantes, tal como lo hizo el Señor. Al someternos voluntariamente a su voluntad, recibiremos su gracia salvadora y nos convertiremos en instrumentos de su amor para con los demás. Recordemos siempre estas palabras del Apóstol Pablo: «Así que, si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas» (2 Corintios 5:17). Que Dios nos ayude a vivir bajo su voluntad y a dejar atrás todo aquello que nos impide ser verdaderos discípulos del Señor. ¡Que su nombre sea glorificado por siempre!
